viernes, 10 de diciembre de 2010

Mi derecho termina donde empieza el tuyo, hermano

Siempre lo autoreferencial legitima mis escritos, porque es desde mis tripas que puedo opinar, aprehender, compartir. Mis hijas mayores crecieron en la Patagonia, la profunda, la petrolera, árida, ventosa, pa´machos! Y eran del Colo-Colo, porque mi magnífica ayudante de campo era chilena! Y así, todas las casas tenían estas mujeres serenas, laboriosas, madrazas de hijos ajenos, hombro para cuando el desarraigo nos golpeaba duro. Y cuando tuve que mudarme al norte, porque el trabajo era así, nació mi hija salteña y mi ayudante era una boliviana grandota, risueña, buenaza. Y hoy, 20 años después, ambas me escriben y con ambas compartimos los hijos, las viudeces, los nietos.
Yo sé, porque coincido con Cristina, que chorros y delincuentes hay en todos lados. Por eso es de imbéciles hacer reduccionismo y achacarle una característica criminal a determinada etnia. También coincido con Cristina en que no hay casualidades, hay causalidades.
No seamos ingenuos. Hoy no es cualquier día. Hoy juntamos luchadores internacionales de DDHH, los homenajeamos y reconocemos. Y es la Presidente la que toma la honorable decisión de ser ella, en nombre de todos nosotros, la que se disculpe con los hermanos de la Patria Grande Americana, ofendidos y agraviados por los dichos de un político elitista y anclado en lo peor del pasado.
La Ley, la Carta Magna, nuestra Constitución debe ser la única vara para aplicar a unos y a otros. Porque los okupas tienen derecho a una vivienda digna y los vecinos tienen derecho a proteger su espacio. Unos y otros tienen su parte de razón.
Mi derecho termina donde empieza el derecho del otro.
Pero no es con balas, agravios, odios, racismo ni con achiques del presupuesto en los rubros de viviendas, salud y educación para todos, los nacidos y criados en la CABA y los que buscaron en ella refugio, trabajo y porvenir.
Acaso no somos la prole de los que bajaron de los barcos? Acaso cuando los gobiernos similares al estilo macrista explotaron mi país, no tuvimos que ir a buscar auxilio a otro país? Cuando nos decían sudacas de mierda, no hubiéramos querido que alguien defendiera nuestro derecho a vivir?

2 comentarios:

  1. Esa incapacidad para reconocer que el Otro es un hermano es una de las taras que continuamos arrastrando como seres humanos, no como argentinos nada más.

    Un abrazo, Chela.

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  2. Tal cual y se da en todas las culturas a lo largo de la Historia. Parece que el "amarás a tu prójimo como a tí mismo" no lo entendió nadie!
    Pero en ese tema también vamos creciendo.
    Abrazo, Ricardo.

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