miércoles, 3 de noviembre de 2010

Hablemos de todo iba a estar callada, pero...

La playa de ripio, el mar más azul, la espuma más blanca y espesa que me moja la cara cuando ese viento sin piedad corta la respiración y llena los pulmones de energía, como si todo el ying y el yang se unieran y explotaran. Después de 22 años viviendo en  Buenos Aires, en una flía. clase media-media - padre docente, madre ama de casa, ignorantes políticos totales, gorilas ligth por tradición radical - salí de esa burbuja cuasi uterina y me mudé a "la isla", esta Tierra del Fuego hermosa. Un triángulo plano por el este, donde brotaba el petróleo que nos daba trabajo a mi compañero y a mí y por el otro lado, el oeste sembrado del panorama andino espectacular. No militábamos. La política era tan ajena como una playa caribeña. Eramos militantes hacia adentro: queríamos cambiar nuestra realidad creciendo en hijos, en profesión, en amigos.
Del otro lado del Estrecho de Magallanes, otra pareja se bebía el viento patagónico mirando el mismo mar azul. Pero ellos eran militantes. Militaban  sumando al proyecto personal de los hijos y la familia, unos sueños locos, delirados, comprometidos, apasionados y nacidos de esa liturgia peronista, de una universidad politizada, zurda por oposición al atropello de los derechos humanos.
Había decidido no escribir nada. No agregar nada a los ríos desmadrados de palabras y emociones que saturan la blogósfera, los diarios, la TV. Estaba todo dicho. Pero hoy, a esta misma hora, despedía a la censista y al entrar a casa, la placa shokeante decía "Ha muerto Kirchner". Una semana. Y me volví a ver en esa playa, veinteañera, con todo por delante y con tan pocas herramientas para alcanzar mis metas. Nunca había votado. Los diarios (Clarín) llegaban con un par de días de atraso. La TV, unas horas diarias, mostraba un resumen incompleto y desabrido de lo que se cocinaba a 3000 Km.
Y se me ocurre que cuando mis nietas vean los libros de Historia, se encontrarán con dos imágenes tremendas. Hubo un año 0, 1810 y la plaza se llenó de paraguas y pueblo para dar un puntapié inicial, tembloroso, a veces indeciso, pero hacia adelante. Y hubo un año 200, 2010, donde la plaza se volvió a llenar de paraguas ( fue casualidad que los dos días lloviera ???) y de pueblo. Ambos fueron fundacionales. La diferencia es que este 2010 no tiene indecisiones, ni vacilaciones, ni va a trepidar para seguir creciendo, multiplicando, convenciendo con la mera fuerza de los hechos.
Ya salen a decirnos que somos una patota, autoritarios, advenedizos y tantas otras imbecilidades nacidas del no-ser, del no tener qué mostrar ni qué proponer para optimizar lo hecho. Y estoy de acuerdo: los débiles, los tibios de corazón, los pusilánimes no están preparados para liderar proyectos transformadores. Hay que tener mente, racionalidad fuerte, seguridad interior, coraje personal y social....
Y, pasión.
Soy una persona muy distinta a esa piba de 22 años. Han pasado 40 años, mi profesión tuvo altos y bajos, tuve hijos, planté algunas lechugas, me tragué las lágrimas, saqué pecho y seguí cuando la hija huyó de un país derrotado y prefirió ser una sudaca en Europa y ahora se pierde el recupero del orgullo nacional. Y esta es mi militancia: la blogósfera. No importa si mis post los lee alguien o no. No necesito que me hinflen el ego.  Desde ese lugar, se puede crecer y sentirse incluída.
Hasta pronto. 

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