jueves, 6 de enero de 2011

Qué hice en el 2001?

Releyendo los post de estos últimos días, encontré el de Eva acerca de compartir la experiencia del 2001. Menuda tarea! Se me juntan varias cosas y la única manera de aquilatar lo sucedido es anclarlo en lo personal. Los hechos devenidos de la política, la cultura, los cambios sociales, económicos e históricos están dirigidos e interpretados por un único actor, que es el hombre, el objeto de todas estas ciencias. Si no afectan mi mismidad, mi esencia como persona, mi rol social entonces no ocurren sino en un plano meramente intelectual, ideológico.
Pero, en mi caso personal, y con absoluto convencimiento creo que a todos los que atravesamos esa etapa, la realidad nos golpeó, nos impactó, nos marcó sin anestesias ni disfraces. La debacle empezó cuando la mayor de mis 4 hijas, con su primer hijo de apenas 6 meses, decidió tramitar un pasaporte comunitario a través de abuelos italianos, vender casa, muebles, auto y partir al riesgo y el desarraigo apostando que Europa le daría seguridad y un futuro. No ha vuelto. En sus dos visitas al país, muestra rencor por la bonanza segura, incipiente pero ininterrumpida que le permitió a sus hermanas aguantar las tormentas e iniciar un camino ascendente.
Fue la primera consecuencia. Yo tenía 50 años, luego de 22 trabajando para YPF en ese momento me las rebuscaba "en negro" ya que mi marido estaba recién jubilado y aún tenía una hija terminando el secundario. Mi madre, subsistía con su pensión no sólo congelada sino recortada con el famoso 13% . Y el cuerpo me pasó factura y una enfermedad desmielinizante me tumbó. Arrastro las secuelas hasta hoy.
Y la rabia. La injusticia, la impotencia. La sensación casi física de ser violados, ignorados, subestimados. Peor que durante la época de los milicos, porque de ellos sabíamos qué esperar. Pero este conjunto de malnacidos eran democráticos, los habíamos votado, habíamos dicho NUNCA MAS para que después se pasaran el PUNTO FINAL por el orto y nos hicieran creer que la OBEDIENCIA DEBIDA era la única opción.
Fue una década dura, intensa, con destellos de dolor y de esperanza y de logros y de pérdidas. Cada día fue un alumbramiento. Nos atrevimos a escuchar otras voces. Nos juntamos con el vecino y compartimos el pan y dimos significado a palabras viejas como ayuda, solidaridad, cooperativas, trueque.
He escuchado muchas voces reclamando por todo lo que falta. Y tienen razón. Y vamos a seguir denunciando, reclamando, proponiendo, peleando hasta que ciertas utopías - tan viejas como la Humanidad - se hagan realidad = pleno empleo, hambre 0, vivienda digna para todos, salud de primera calidad y educación de excelencia para cada habitante y una sola justicia y acatamiento irrestricto a la Constitución.
Cuando un tsunami arrasa nuestra tierra, se empieza a reconstruir por lo básico. Y eso es lo que estamos haciendo. Nunca se puede conformar a todos. Nunca la adhesión será del 100% y es mejor que así sea, pues es el modo de crecer en cada crisis, de mejorar las propuestas, de surgir líderes más imaginativos, comprometidos y corajudos.
A pesar de todo, o tal vez por todo, no hubiera querido perderme esta década. Soy más vieja, pero también más sabia.

domingo, 2 de enero de 2011

Este año... será inolvidable

Qué Año este 2010! Será inolvidable. Los libros de Historia Argentina y Universal lo recordarán. Estaremos incluídos en muchos capítulos: el político - porque seguimos optimizando las instituciones republicanas; el económico - porque despegamos de la esclavitud del FMI y creamos recetas anticrisis que salvaron al país de la hecatombe neoliberal; el social - porque la recuperación de la política en manos y voces de jóvenes y adultos comprometidos con el proyecto místico y generador de Nestor y Cristina derribaron mitos y desnudaron paradigmas. Porque la libertad de elección se derramó en todas las áreas; porque la inclusión se propagó al trabajo, a la AUH, a la libertad de expresión, a poder acceder al futbol y al cine para todos. a poder renovar y en muchos casos, tener el primer electrodoméstico, a recuperar la dignidad del jubilado con movilidad y respeto, a volver al orgullo de ser argentinos y no sudacas de mierda. Porque tuvimos la inteligencia y el oportuno viraje hacia nuestras raíces, declarando nuestra americanidad indígena, originaria, construída en el mestizaje con el criollo y el europeo procreando una atnia nueva, vigorosa y revitalizada que nos hermana con esta América Latina que no pide permiso ni permanece genuflexa ante nadie. Y creamos la UNASUR y salimos a defender la unidad y la democracia de los países hermanos y vecinos y su primer Secretario fue electo por unanimidad de pares y fue nuestro ex-Presidente. Y no perdimos nuestra dignidad de nación ni nuestra soberana identidad en las relaciones afianzadas, maduras y concretas con las naciones del mundo, en pìe de igualdad y liderados por una Presidenta de oratoria lúcida, enfervorizada, de una capacidad cognitiva y mnésica poco habitual.
Y como lo peor siempre se muestra puertas adentro, una oposición enquistada en el odio y la irracionalidad puso todas las trabas posibles a la gestión del gobierno. Desde tribunas apocalípticas, desde medios de información desinformantes sacudidos por primera vez en su historia por pedidos de explicaciones, sanciones, juicios y denuncias, desde traidores a la Patria que no hacían honor a sus juramentos, desde políticos que habían fracasado y obtenido el desprecio del pueblo, queriendo volver como grandes salvadores sin tener en cuenta que hoy, es válida la memoria colectiva, el archivo demoledor de imágenes y audios irrefutables.
He recuperado las ganas de creer en la política. He recuperado las ganas de involucrarme y lo hago desde aquí, ya que ciertas fallas físicas me impiden militar de pie. Me queda la palabra y la uso. Ojalá alguien la recoja y la sepa devolver y multiplicar dándome más ideas, mejorando mis dichos.

Elementos compartidos de CHELA